La crisis puede haber provocado que las empresas caigan en la tentación de dejar de lado la prevención de riesgos laborales. Y claro, esta estrategia funciona mientras no se produzca ningún accidente. Pero esto está muy lejos de ser una realidad. Según datos del sindicato CC OO, los trabajadores "cada vez se accidentan más": en septiembre se produjeron en la Comunidad de Madrid 6.313 accidentes laborales, de los que 6.293 fueron leves, 16 graves y 4 mortales. Estas cifras elevan el total del año a 56.253 de accidentes notificados, 55.975 leves, 229 graves y 49 mortales.
Así, invertir en prevención de riesgos laborales no solo es humanamente necesario. Es, además, un buen negocio. Según un informe elaborado en lo más crudo de la crisis, el potencial de la relación costo beneficio para las inversiones en prevención puede ser de 1 a 2,2. Es decir, que por cada euro que las empresas invierten cada año en prevención en el lugar de trabajo, pueden esperar un rendimiento económico potencial de 2,20 euros.
¿Cómo se llegó a este cálculo? Aquí se computan varias variables:
se reducen los accidentes, y así se rebajan los costes derivados (tiempo perdido del trabajador accidentado, el que la empresa tiene que dedicar a paliar el accidente);
se evita la pérdida de negocio debido a los esfuerzos que se derivan a otras actividades que no son las centrales. Y eso, por no contar con sanciones y posibles daños materiales. Y además, mejora la imagen de la empresa y la motivación del empleado.
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La prevención de riesgos laborales no se logra con esfuerzo en un solo día. La receta es sencilla y difícil a la vez: hacen falta plantillas "adecuadas" a los distintos servicios, una formación adecuada de los trabajadores y un control periódico de las condiciones de trabajo.
El pasado 28 de abril se celebró el Día Mundial de la Seguridad en el Trabajo, una jornada con que cada año se pretende concienciar a las empresas la necesidad de limitar los accidentes laborales y las enfermedades derivadas del ejercicio profesional. El pasado año, se produjeron en España 100.526 accidentes laborales, lo que supone un leve alza del 0,8%, según los últimos datos disponibles del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
Reducir estas cifras solo se logra a través de un trabajo profesional sostenido en el tiempo. Estos son sus principales pilares. En primer lugar, se deben evaluar los riesgos de cada puesto de trabajo a lo largo de toda la jerarquía y en cada una de las localizaciones de la empresa, dado que las condiciones pueden variar radicalmente en cuestión de metros.
Una vez obtenidos los resultados, se deben planificar las diversas actividades preventivas que sean necesarias. La implantación de los planes de riesgos laborales sería el siguiente paso. Aquí no hay medidas genéricas: cada empresa tiene sus particularidades y, por lo tanto, necesita su propio plan de prevención que tiene que contar, incluso, con medidas de autoprotección.
La plantilla ha de estar en el centro. Esto se logra a través de dos pilares. En primer lugar, un control periódico de su estado de saludo, físico y psíquico, con exámenes que han de ser llevados a cabos por profesionales cualificados. En segundo, con planes de formación en todas los ámbitos.
Estos esfuerzos han de provenir de las propias empresas. No obstante, el Gobierno ha de garantizar su cumplimiento. En este sentido, la ministra Fátima Báñez aseguró recientemente que uno de los objetivos del Gobierno es poner en marcha más medidas de control a través de las inspecciones en el trabajo y ha recordado que entre 2012 y 2013 se realizaron 1.357 inspecciones en las empresas, mientras que ya son 198 actuaciones las que se han hecho en lo que va de año.
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